Revista Orchidarium: números 8, 9 y 10
Como venía siendo de costumbre, en Orquimaniaco.es he ido publicando cada número de la revista Orchidarium. Revista en la que participé desde sus inicios. Algunas personas me han preguntado acerca del resto de números o si había dejado de existir. La revista se sigue haciendo, ahora ha pasado a ser cuatrimestral, pero la causa de la falta de los tres últimos ejemplares no es debida a este cambio en el ritmo en las publicaciones, en este sentido os tengo que pedir disculpas a todos los que habéis venido a mi humilde blog para descargaros todos los números pero no los habéis encontrado. Los últimos meses para mi han sido muy fructíferos de trabajo y de cambios personales, por estos motivos aunque son positivos, desgraciadamente no le he podido dedicar el tiempo que merece este blog.
En esta ocasión no os haré síntesis de los números que subo ya que os dejo para descargar las tres últimas entregas en un mismo post. Como siempre, esta revista es para divulgación, podéis copiarla, compartirla, enviarla, imprimirla y colgarla de donde os apetezca. Que las disfrutéis.
Y ahora, como la cuido
Que las orquídeas son delicadas para su cultivo es una percepción que está bastante extendida entre los que nos iniciamos con estas plantas. Muchas personas cuando les hablo de tener orquídeas en casa suelen espetar; «Me encantan, pero son plantas muy delicadas». Esto ciertamente es un mito. La mayoría de las orquídeas tienen mecanismos de supervivencia muy elaborados, son muy resistentes en su medio natural. Gozan de herramientas como los bulbos, pseudobulbos o su metabolismo CAM (Metabolismo ácido de las crasuláceas) que las ayudan a soportar largos periodos de sequías al igual que consiguen las cactáceas y suculentas. Muchas especies de orquídeas en sus hábitats originales son consideradas casi como malas hierbas por la profusión con que la crecen. Y aquí está la clave: su hábitat.
Te pongo un ejemplo. Un pingüino emperador nada en mar abierto durante años y cientos de kilómetros, cuando llega el momento se adentra 120 km hielo adentro en la Antártida para incubar sus huevos, sin alimento, soportando a veces vientos de 150 km/h a temperaturas de 50 grados centígrados bajo cero durante semanas. Con estos detalles, ¿alguien piensa que son animales delicados? Probablemente no, pero si dejáramos abandonado a este animal un día primaveral en Texas su supervivencia se vería reducida a unas pocas horas.
Se puede aplicar el mismo ejemplo en las orquídeas. Una especie de orquídea que ha evolucionado para vivir sobre la rama de un árbol a 20 metros del suelo, con sus raíces acolchadas entre verdes musgos, refrescada por una brisa continua cargada con un 80% de humedad con temperaturas máximas de 22ºC. ¿Qué puede pasar si la encerramos en el interior de una casa en Europa o en la ciudad de Córdoba en Argentina por ejemplo?. La hemos sacado de un hábitat para el que se ha adaptado durante miles de años a un lugar completamente hostil para ella. Si no le damos unas condiciones adecuadas acabará en poco tiempo como un pingüino en Texas.
Entonces, ¿tendríamos que tener la planta al 80% de humedad y a 22ºC? La respuesta es NO. Pero si deberíamos intentar acercarnos en la medida de lo posible a un intervalo de valores máximos y mínimos (temperatura, humedad, ventilación) en nuestro espacio de cultivo.
El tesoro de las orquídeas
Para Gollum su tesoro más preciado era aquel anillo mágico y dorado que le volvía loco. Para las orquídeas, no sólo no se han vuelto locas al proteger su tesoro, sino que a lo largo de millones de años de evolución han llegado a las mas diversas y astutas maniobras para asegurar que conseguían de la manera mas eficiente y correcta el cometido final de su tesoro; la reproducción, mejora genética y distribución de la especie. El gran tesoro de las orquídeas es el polen.
Si quieres conocer algunas de las características del polen de las orquídeas, porqué esta situado de una forma concreta, porqué tiene un tamaño u otro, cómo se organiza cada grano de polen respecto a los demás, de qué está hecho, cómo funciona y otras muchas curiosidades relacionadas, sigue leyendo.
Básicamente un grano de polen podría ejemplarizarse como análogo a un espermatozoide en los mamíferos, su cometido es fecundar el óvulo. Podemos pensar en un saco que contiene por un lado las células generativas que derivarán en los gametos masculinos y por otro una célula vegetativa. Cuando el polen entra en contacto con el estigma (zona femenina) se rehidrata y germina -no exactamente como una semilla pero podemos pensar en ello. De esto último se encarga la célula vegetativa que no interviene en la fusión genética posterior y únicamente se encarga de alargar el tubo polínico a través del ovario hasta el óvulo para proporcionar el paso a las células espermáticas que culminarán en la fecundación. Imagina un tallito unicelular creciendo pero dentro de la planta. Una vez fecundado el óvulo comienza el crecimiento de la semilla -una por óvulo-.
En la flor de la vida
La duración de la floración o antesis en las orquídeas es tan diversa como la propia familia de estas plantas. Hay orquídeas cuya flor se mantiene abierta y fresca solo unas horas, durante una noche y otras que permanecen con todo su esplendor y con sus órganos reproductores activos durante meses. Además unas emiten perfumes agradables, otras apestan a excrementos, algunas sólo lo hacen a determinadas horas y la mayoría por mucho que peguemos la nariz no huelen ni siquiera a verdura -o eso creemos-, de esto último ya hablamos en el articulo Dime a que hueles y te diré quien eres.
Toda esta diversidad floral -sin entrar en cuestiones morfológicas- no es fruto del capricho botánico aunque sí de la casualidad, de esa casualidad insistente de la prueba, error y éxito que llamamos evolución, más concretamente en el caso de las orquídeas; co-evolución ¹. La capacidad de una planta para mantener una flor abierta depende en última instancia de que un animalito haya convivido con la orquídea durante miles de años repartiendo su polen. Lo más importante y a la vez interesante es si la flor ha sido visitada o no por su polinizador y esta posibilidad viene dada de como han co-evolucionado¹ evolucionado a expensas de si la planta ofreciera algo a cambio o porque se lo hiciera creer -néctar, esencias, sexo, polen, cobijo-.
Revista Orchidarium: séptimo número
Como ya comentaba en la publicación anterior de la revista, ya no participo como editor en la revista pero continuo compartiendo los números que van saliendo por la calidad de sus contenidos. Este número aparece con tres meses de retraso, me consta que los recursos y tiempo de dedicación son limitados.
En este número, especialmente dedicado al género Dendrobium y mas concretamente al grupo de D. bigibbum encontaréis amplia información acerca de estas plantas. Si pensáis en breve viajar a Singapur es de obligada lectura el árticulo de José Santos sobre el espectacular y enorme jardín botánico de esta ciudad. A destacar el artículo que nos sugiere orquídeas que no son especialmente bellas por su flor pero si por sus hojas o la forma de la propia planta, algunas bastante curiosas o interesante, si tenéis problemas con la floración al menos tendréis un planta llamativa. En este número Antonio Franco deja a un lado su tradicional humor para profundizar en sus sentimientos con las plantas y nos deja un pequeño sabor amargo con sus decepciones personales en le cultivo de las orquídeas.
Como siempre, esta revista es para divulgación, podéis copiarla, compartirla, enviarla, imprimirla y colgarla de donde os apetezca. Espero que la disfrutéis. Descargar el número 7 de la revista Orchidarium.
Orquídeas y redes
Desde que existe la vida en nuestro planeta las asociaciones de cooperación entre organismos de diferentes especies ha sido la verdadera tónica general. Hasta el punto que por ejemplo nuestras células contienen mitocondrias o las células vegetales tienen cloroplastos porque un día una célula eucariota los fagocitó como bacterias y descubrió que era más beneficioso mantenerlas vivas en su interior que digerirlas, por eso, tanto mitocondrias como cloroplastos contienen su propio ADN y se multiplican dentro de la célula de forma autónoma -aún mantienen ciertas características de su condición de bacterias libres- esto es la teoría endosimbiótica.
En la conquista de la tierra esta cooperación fue fundamental para aquellos atrevidos primeros colonizadores, pues el medio terrestre era hostil e inestable. La asociación entre dos valientes colonos continentales, hongos y plantas, es tan antigua como su propia existencia, tan antigua que miles de especies tanto de un reino como del otro dependen de sus asociaciones mutuas, algunas tremendamente especializadas para poder completar su ciclo vital, el uno sin el otro no podría vivir. Por ejemplo, los líquenes forman un ente ‘completo’, lo que parece ser un individuo, pero lo forman tres familias alejadas entre si, hongo-alga-levadura o nosotros los humanos, tenemos más individuos entre bacterias y hongos en nuestro cuerpo que número de células humanas y muchos de estos seres si faltan o son alterados nos provocan enfermedades e incluso la muerte.
Orquídeas y dinosaurios
Durante el Jurásico inferior y medio el clima general era muy cálido con altos niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, las tierras emergidas estaban pobladas sólo por plantas sin flores, las gimnospermas dominaban la tierra. El nivel arbustivo estaba cubierto por Cycadales, Bennettiales y helechos de distintas familias, el dosel arbóreo era conformado por enormes bosques de coníferas y ginkgos. Calor, humedad y CO2 permitía el crecimiento rápido de estas plantas y los grandes herbívoros tuvieron aquí su época dorada. Por esas fechas comenzaron a surgir algunas plantas algo diferentes en zonas bastante restringidas en las que factores como la altitud moderaban las condiciones reinantes, los Caytoniales (helechos con semillas) y los Corystospermales comenzaban su colonización, estos serían los primeros proangiospermas o precursores de las futuras plantas con flores que pronto ganarían la batalla.
Al final del Jurásico superior, cambios climáticos paulatinos provocados por modificaciones en la posición de las tierras emergidas, darían lugar a un enfriamiento global -aunque aún con ausencia de hielo- y una modificación en la distribución de la humedad que dio lugar a una franja árida ecuatorial, muchas especies vegetales claudicaron y otras aparecieron, nuevas oportunistas con innovaciones evolutivas que soportaban mejor la xericidad junto al descenso de las temperaturas. La producción vegetal se vio modificada, los grandes herbívoros comenzaron su declive otros cambiaron a hábitos más restringidos a zonas húmedas o pantanosas, precisamente este descenso en los saurópodos pacedores facilitó la diversificación de las primeras plantas con flores, la flora cambiaría para siempre. Se cree que la aparición de las angiospermas dio lugar a importantes procesos coevolutivos entre los dinosaurios y estas plantas. Había comenzado el Cretácico inferior hace 140 Millones de años. En poco tiempo (en términos geológicos) explotó la diversidad de las plantas con flores. Seguir leyendo Orquídeas y dinosaurios
Revista Orchidarium: sexto número
Por fin, tras algunos meses esperando vuelve a salir a la luz la publicación Orchidarium con su sexto número en el que el formato y el diseño cambian, aunque prácticamente nada en su contenido.
Es muy destacable, sobre todo para aclarar ciertas confusiones, la segunda entrega del articulo Cuando los colores son nombres por Jan Pahl Paparoni, en el que se aclaran los significados cromáticos de los nombres de especies y variedades.
Unas páginas interesantes sobre la faceta micoheterótrofa o hemiparásita de algunas orquídeas, esta vez del género asiático Gastrodia que se asocia con el género de hongo parásito tan famoso Armillaria, ese que forma grandes y bonitos racimos de setas. De estas relaciones tan complejas con los hongos hemos hablado en varias ocasiones en este blog, sobre todo de nuestros géneros ibéricos Limodorum, Corallorhiza o la famosa Neottia nidus–avis, aquí y aquí.
No podía faltar la buena nota de humor de Antonio Franco en su tercera entrega de El novato que nos tocó. Y algunas novedades mas, sin olvidar las obligadas fichas de cultivo y el precioso Florilegium.
De un servidor, ya no participo en la edición de esta publicación y en esta ocasión no he participado tampoco con ningún articulo, quizás en futuras entregas vuelva con alguna Orquimaniacada.
Como siempre, esta revista es para divulgación, podéis copiarla, compartirla, enviarla, imprimirla y colgarla de vuestra camisa si os apetece. Espero que la disfrutéis. Descargar el Número 6 de Orchidarium.
Dime a que hueles y te diré quien eres
Uno de los sentidos que más disfrutamos los humanos inconscientemente es el olfato, además nuestro cerebro graba con una exactitud situaciones o experiencias asociadas a un aroma, es probablemente uno de los primeros sentidos de la evolución, la captación y procesado de moléculas dispersas en el aire o en el agua fue fundamental para el origen de la vida y su diversificación. El olor y el sabor son nuestros sentidos químicos. El ser humano no es precisamente un gran sabueso, pero aún así distinguimos más de 10.000 olores (moléculas) diferentes, las memorizamos y cientos de genes están involucrados en el desarrollo y funcionamiento de este sentido. Nosotros nos valemos de nuestro epitelio, lleno de cilios que capturan las moléculas que miles de neuronas receptoras procesan enviando una determinada señal a nuestro sistema nervioso, esto es la punta del iceberg en cuanto a las distintas soluciones a las que han llegado los seres vivos en nuestro planeta, antenas receptoras de feromonas, lenguas que captan moléculas del aire y las transportan al paladar, palpos gustativos, «oler» a través del «gusto», incluso receptores químicos en las plantas o la captura a nivel de membrana en seres unicelulares, entre otras soluciones evolutivas.
El aire está lleno, abarrotado, saturado de moléculas orgánicas volátiles que generan la gran mayoría de seres vivos para comunicar millones de hechos, un caso que personalmente me encanta es el famoso «olor a tierra mojada» cuando llueve, realmente no es la tierra lo que huele sino una molécula que desprenden algunas cianobacterias y hongos al hidratarse, llamada geosmina, en griego literalmente «olor a tierra». Es fundamental para los seres de ambientes desérticos u otros dependientes de la presencia de agua, la olfacción de este compuesto indica el camino hacia el agua y ya entrando en materia, algunas plantas de ambientes áridos emiten geosmina en su floración para atraer polinizadores que sedientos se lanzarán a la flor. Seguir leyendo Dime a que hueles…
Una orquídea en el postre
La princesa Tzacopontziza, la estrella de la mañana, andaba soñadora entre las luces tamizadas de las hojas de los árboles, estaba locamente enamorada de el príncipe Zkatan-Oxga, el joven venado, que la observaba detrás de un árbol. Ella suspiró y en ese momento ZkatanOxga se mostró delante, ella ante tal sorpresa cayó en sus brazos y se dejó besar. Un guarda que vió la escena, corrió a contar el pecado a los sumos sacerdotes de Tonoacayohua, diosa de las cosechas, que de inmediato salieron con el resto de la guardia a buscarlos. Ellos huyeron, huyeron, durante horas, pero el agotamiento y la sed finalmente facilitaron la tarea a la guardia. Cuando fueron capturados, los sacerdotes mandaron decapitar a ambos por amarse sin haber pasado por los ritos, pero su amor era tan fuerte, que al morir, el joven Zkatan se convirtió en un robusto árbol y la bella Tzacopontziza se transformó en una liana trepadora que abrazó suavemente al tronco del robusto Zkatan y que adornó de preciosas orquídeas. Así cuenta la leyenda el origen de la vainilla, una orquídea trepadora que crece abrazada a los árboles y que no florece hasta que no supera los diez o doce metros de tallo. Seguir leyendo Una orquídea en el Gintonic
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